Trabajos

Fue a la vista de su estado cuando ya no resultaba tan interesante, más bien, parecía imposible que pudiera recuperar su estado inicial.

El aspecto que tenía el vehículo cuando llego al taller era lamentable. Debajo del revestimiento de fibra y PVC que cubría la caja de carga y la cabina, la chapa estaba corroída y deshecha, al igual que parte del chasis.

Los asientos originales, con la tapicería destrozada, casi inservibles. Los pilotos rotos, los faros quemados, imposible de aprovechar. La caja de cambios podrida, la suspensión de adorno al igual que los frenos y el motor, bloqueado e irreparable. Esto era un somero resumen de la realidad a la que nos enfrentábamos.

Tras las primeras dudas después de ver su estado, aceptamos el reto que suponía devolver a la furgoneta a su aspecto original.

Pero, lo que de inicio iba a ser un trabajo de chapa, pintura y mecánica para adecentar la furgoneta y ponerla en marcha, que se preveía realizar a lo largo de unos cuatro meses, se convirtió en un largo trabajo de restauración que ha durado 11 meses.

Comenzamos por retirar todas las partes de la estructura corroídas e inservibles como el chasis trasero, el piso de la caja de carga o el motor, para continuar con un minucioso trabajo de lijado y limpieza del oxido existente y del decapado de la numerosas manos de pintura acumuladas.

Una vez acabada la fase de demolición, pasamos a la restauración, a rehacer el vehículo.

Se le ha hecho un chasis trasero nuevo y reforzado, instalando encima un suelo de chapa galvanizada en sustitución del original corroído. También se han cambiado las piezas corroídas de la cabina y de la caja de carga. Para rematarlo con la aplicación de un tratamiento anticorrosión a toda la estructura.

Con el propósito de conservar, en la medida de lo posible, el mayor número de piezas originales de la furgoneta, se han restaurado el cuadro de instrumentos y los mandos; la calefacción y las cerraduras de las puertas, consiguiendo mantener sus llaves originales; los asientos, incluyendo un tapizado nuevo, los discos de las llantas y la caja de cambios, que se ha limpiado y recompuesto de nuevo.

Se ha hecho nueva la instalación eléctrica, nuevos son, también, los faros y los pilotos de posición e intermitencia; la amortiguación; las cubiertas de las ruedas y un motor rectificado de gasolina con 1.628 c.c. y 9 CV de potencia.

Finalmente, para convertirla en un “food track” se han tenido que transformar los laterales y la puerta corredera para abrir unas ventanas practicables que dan acceso al exterior.

Pintada con su color gris característico, sólo queda confirmar que funciona, que el motor arranca, que las marchas se engranan, que las luces y los frenos cumplen con su cometido y que la furgoneta se puede mover.

Llave de contacto en posición, giro de la manivela de arranque, una vez, dos, tres y por fin arranca, las marchas se engrana, 1ª, 2ª, 3ª, 4ª y la marcha atrás, la furgoneta se mueve, frena, gira, avanza, retrocede, no se desvía. Todo perfecto. Hemos convertido el montón de chatarra que recibimos en una flamante CITROËN HY en disposición de circular por las carreteas como lo hizo la primera vez en el lejano 1972.